Por: Germán Camacho Jiménez.
Introducción.
Es la locura un tema por demás interesante que para mí particularmente me intriga y me llama a investigar dichos asuntos, es por esto que el presente trabajo trata de mostrar un breve resumen de la historia de la locura, debido a que e l tema es enorme y requiere muchos años de estudio, solo puedo limitarme a presentar una historia monográfica teniendo como base la delimitación de la materia y temporalidad de la misma.
Esperando cumplir los requisitos académicos necesarios, se muestra en dicho trabajo, los antecedentes de la locura en siglo XIX, la figura de Pinel y su importancia en torno al tema y por último una breve exposición de la manera de tratar a dichos enfermos mentales.
LOCURA EN EUROPA DEL SIGLO XIX.
Desde el siglo XVI, y posiblemente desde siglos anteriores, ya se planteaba la idea de separar a los pobres, dementes, idiotas y mendigos; por mencionar a algunos, del resto de la sociedad común. Es bajo esta idea que se comienzan a elaborar de manera un tanto esporádica y por todo el mundo los llamados Asilos o Manicomios, lugares que servían ya sea para dar tratamiento o abastecer a las personas de los víveres más necesarios.
Estos asilos con el paso de los años van adquiriendo nuevas características y nuevas funciones, su base filosófica:
[…] estuvo constituida por el llamado << tratamiento moral>>, especie de inclinación filantrópica de parte de algunos médicos que consideraron que el origen de la locura podía encontrarse en el desarreglo de las pasiones del alma, como se había observado en algunas formas de manía, lo que ameritaba un tratamiento consecuente al que calificaron de <<moral>> y que consistía en sujetar al loco a circunstancias que lo hicieran valorar el buen trato, el aislamiento y las distracciones en su recuperación afectiva y mental […][1]
Siendo así la filosofía de los manicomios, lugares que ya están tomando, gracias a una serie de experimentos y muchísimos años de tratamiento hacia los enfermos mentales, una perspectiva de tratar al enfermo antes que curarlo, sin embargo; no se deja de lado la búsqueda de procedimientos para tratar de curar dichas enfermedades, es éste el rumbo que la historia de la psiquiatría, la psicología o la locura misma tomarán desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XX.
Recordemos que en la antigüedad la mayoría de los padecimientos se englobaban bajo el término de Melancolías, y a pesar de esto, por lo general solo representaba a los trastornos depresivos[2], sin embargo es en el siglo XIX que dicha perspectiva cambia completamente:
En este momento, en que los médicos acuden a atender la locura, en la que la figura central es el <<manicomio>>, donde se funden las representaciones de la enfermedad con el encierro y el castigo, Pinnel (1786), en medio de la Revolución Francesa, comenzó el tratamiento de insanos mediante la ocupación.[3]
Y es que es la Revolución Francesa que trae los cambios, no solo en la política, sino también en la manera de actuar y de ver a la sociedad, ya no es solo una sociedad basada en clases sociales, sino es el triunfo de los muchos pobres, por sobre los pocos ricos o al menos eso es en apariencia. Ahora bien, esto da pié a que se resuelvan nuevas problemáticas sociales, tales como el tratamiento a los enfermos mentales y gente con padecimientos como los ahora conocidos síndromes.
La Revolución Francesa trajo cambios al desarrollo de la psiquiatría, ya que por ella se produjo un reencuentro de la sociedad con los locos, en calidad de ciudadanos en triste abandono a cargo de los hospitales y de las cárceles, en donde fueron descubiertos por las masas de revolucionarios que, abanderando el derecho a la libertad, los sacaron de su sujeción y les devolvieron la posibilidad de integrarse a sus filas a las que se incorporaron […][4]
Con esto podemos darnos cuenta que la intención de liberar a los locos es con fines meramente políticos, como más tarde se haría la construcción de muchos hospitales, incluso aquí en México a principios del siglo XX con la construcción del Manicomio General de la Castañeda. Sin embargo, también se puede observar que los llamados locos no están incapacitados para tener actividades tales como luchar por una revolución, o mejor dicho, luchar por su libertad misma y su derecho a pertenecer a una sociedad que históricamente se ha dedicado a recluirlos fuera de ésta misma.
Y es así que me preguntaría, ¿qué es lo que obliga a la sociedad a separarse de los enfermos con trastornos mentales que no son “furiosos” como se les denominaba en tiempos anteriores?, respecto a esto, podríamos encontrar un común denominador que Andrés Ríos nos muestra reflejados incluso en nuestra sociedad y en tiempos de pleno siglo XX:
[…] es rescatar argumentos y puntos de vista de quienes fueron estigmatizados segregados y violentados por ciertos sectores de la sociedad […] que, al considerarlos como una amenaza para la colectividad, recurrieron a la institución psiquiátrica como mecanismo de <<profilaxis social>>.[5]
Sabemos que ya los frailes desde siglos anteriores se dedicaban al cuidado de los enfermos, pobres y los peregrinos, pero no se sabe de un lugar en específico que se dedique solo al tratamiento de los enfermos mentales, sino hasta el siglo XVI con las creaciones de los hospitales.
Respecto a esto, tenemos que:
Los hospitales modernos tienen su antecedente en las fundaciones religiosas para la asistencia de los viajeros y peregrinos hechas en los primeros años del cristianismo que, a su vez, fueron una continuación de la costumbre y obligación desarrollada en el Cercano Oriente de dar alojamiento a los viajeros, particularmente entre los judíos, como parte de sus prácticas religiosas.[6]
De acuerdo con esto, entendemos que con la creación de los hospitales se comienza a dar alojamiento a distintas personas dentro de un mismo lugar, mezclando viajeros con todo tipo de individuos, podríamos pensar que estos asilos más tarde daban albergue incluso a personas con discapacidad mental o bien a los llamados inocentes, para así llegar al punto en que la evolución natural de los lugares, desembocara en distintos lugares para alojar personas, teniendo ya orfanatos, hospitales para mendigos, hospitales para enfermos mentales, etc.
Respecto a los tratamientos en los pacientes con enfermedades mentales en la antigüedad y a principios del siglo XIX, tenemos noticias interesantes.
Herencia de la tradición galénico-hipocrática, la sangría fue uno de los recursos terapéuticos más empleados en la Antigüedad. La sangría era una forma de depletar o purgar al enfermo de uno o varios de los cuatro humores que había producido en exceso alguna parte del cuerpo o que se habían atascado en los órganos[7].
Es con esto, que sabemos que los métodos utilizados todavía para el siglo XIX en cuestión a las enfermedades mentales o cualquier otra enfermedad, sigue siendo un método traído por la tradición griega, es decir, no existe un cambio como tal en los tratamientos médicos todavía en la mayoría de los lugares que se tienen para los pacientes con enfermedades mentales, enfermedades tales que no respetan género, condición, raza o preferencia sexual; todos los seres humanos compartimos un mismo rasgo en común, el mismo rasgo al cual atacan dichas enfermedades y que nosotros llamamos cerebro. Son los casos más conocidos tal vez los de los estratos más altos en cuestión de locura, los que nos pueden aportar muchas noticias al respecto de los tratamientos a pacientes con las ya ahora separadas y estructuradas enfermedades mentales; pero a finales del siglo XVIII y principios del XIX, la mejor cura simplemente era la reclusión de la sociedad, y en particular en las esferas altas de la sociedad, la exclusión para que la misma nobleza o gente poderosa no se enterara de dichas enfermedades, como ejemplo podríamos poner un caso particular muy conocido en México y Europa. Es el Caso de Marie Charlotte Amélie Augustine Victoire Clémentine Léopoldine de Saxe-Coburg et Orléans Bourbon-Deux-Siciles et de Habsbourg-Lorraine, mejor conocida como Carlota de México. De quien mucho se ha hablado y que todas las fuente desembocan en su terrible padecimiento mental, incluso el autor Fernando Del Paso en su novela Noticias del Imperio[8], toma dicho trastorno como tema fundamental al hablar de Carlota.
Es ya entrados a finales del siglo XVIII que aparece en Francia, en medio de la Revolución, la figura de Pinnel o Pinel como algunas fuentes lo citan, y con él cambia notablemente la concepción y da pié a los nuevos tratamientos en materia de enfermedades mentales.
En las historias de la psiquiatría o psicología clínica, como algunos prefieren llamarla, se considera, por lo general, que la aparición de las instituciones especializadas en el cuidado y tratamiento de las enfermedades mentales es relativamente reciente. Suele tomarse como punto de origen de los manicomios modernos la reorganización llevada a cabo por Pinel, durante la Revolución francesa, de las salas para dementes de los hospitales generales de París, Bicêtre y La Salpêtriere, que habían sido fundados en la época de Luis XIV. Se acepta, generalmente, que la innovación principal de Pinel consiste en haber establecido un régimen de vida para los internos inspirado por consideraciones médicas y haber mostrado que la persuasión y el mantener a los enfermos activos en alguna ocupación permitían un orden superior al que se obtenía mediante restricciones físicas tales como ligaduras, encierros y castigos corporales.[9]
Queda demostrado que la figura de Pinel es la que cambia radicalmente la concepción en tema de locura, no solo en Francia, ya que dichos términos se comenzarían a utilizar paulatinamente en toda Europa, llegando incluso a América y creando así, por primera vez una serie de estudios y tratados con base a experimentación de los temas de enfermedades mentales.
Conclusiones.
Teniendo en consideración la historia de la locura y de los tratamientos psiquiátricos a lo largo del tiempo, uno de los momentos más importantes, sin duda llega con la revolución francesa, dónde las consideraciones hacia el enfermo mental cambian drásticamente volviéndose más “humanitarias”, sin embargo dichos procesos cambian con el tiempo y desembocan en horrores indescriptibles y tratamientos totalmente antihumanos.
Es así que la historia de la Psiquiatría y del tratamiento médico hacia los enfermos mentales se comienza a degenerar y surge una especie de historia negra en torno a los lugares para enfermos mentales, los ahora llamados manicomios; lugar donde se practican hasta principios del siglo XX tratamientos tan fuertes, tales como el electro-shock, la lobotomía, etc.
Los procesos para tratar a los enfermos mentales siempre han sido cosa de extrema discusión, desde el tipo de cuidados que requiere un paciente con esta índole, hasta el mismo surgimiento de nuevas enfermedades mentales y ahora medicamentos para tratarlas y el bienestar de los pacientes.
Dejaría yo mis dudas al respecto, esperando con el tiempo poder resolverlas y es que siendo hoy por hoy, la psiquiatría una ciencia ya avanzada y con especificaciones en cuanto a lo que puede o no puede resolver, me preguntaría ¿por qué? o cómo es posible que en tantos siglos que lleva estudiando a los enfermos mentales, aún no se posible detectar a tiempo las enfermedades mentales peligrosas; tanto que aún existen enfermos que no reciben el tratamiento adecuado, desembocando en suicidios o bien en asesinatos a gran escala.
Por último me resta decir que la historia de la locura es un tema bastante complejo que necesita mucho tiempo, dedicación y especialización en torno a los temas psicológicos y psiquiátricos; me resta esperar a que con los años se pueda lograr dicho conocimiento y así responder de una manera más correcta a las necesidades que este tipo de historia requiere.
BIBLIOGRAFÍA.
Bernal Sagahon Miguel, El Saber Médico Acerca de los enfermos mentales en el hospital de San Hipólito de la ciudad de México, México, UNAM-FFYL, 2011.
Vallejo Ruiloba J., Cristóbal Gastó Ferrer, Trastornos Afectivos: Ansiedad y depresión, España, MASSON, 2ª ed., 2000.
García Cein Ema, Perspectiva histórica de Terapia Ocupacional en salud mental, Buenos Aires, DE, 29 de Octubre de 2011 a las 13:56, (http://www.psicoadic.org/ceinmenu.php).
Ríos Molina Andrés, Locos letrados frente a la psiquiatría Mexicana a inicios del siglo XX, México, COLMEX- FRENIA, Vol. IV-2-2004.
Ramos de Viesca Ma. Blanca, Andrés Aranda Cruzalta, Benjamín Dultzin, Carlos Viesca T., “La sangría como recurso terapéutico en las enfermedades mentales en el México del s. XIX” en Salud Mental., México, año/vol. 25, número 006, 2002.
Del Paso Fernando, Noticias del Imperio, México, Punto de Lectura, 12 reimp., 2010.
Viqueira Carmen, Los Hospitales para locos e <<inocentes>> en Hispanoamérica y sus antecedentes españoles en Revista de Medicina y ciencias afines, año XXII, núm. 270, México, 1965.
Notas:
[1] Miguel Bernal Sagahon, El Saber Médico Acerca de los enfermos mentales en el hospital de San Hipólito de la ciudad de México, México, UNAM-FFYL, 2011, p.198
[2] “Kraepelin agrupa todos los síndromes depresivos en el apartado de la psicosis maníaco-depresiva (PMD), conservando en la quinta edición de su tratado (1896) el término melancolía involutiva para los trastornos depresivos […]”. J. Vallejo Ruiloba, Cristóbal Gastó Ferrer, Trastornos Afectivos: Ansiedad y depresión, España, MASSON, 2ª ed., 2000, p.193
[3] Ema García Cein, Perspectiva histórica de Terapia Ocupacional en salud mental, Buenos Aires, DE, 29 de Octubre de 2011 a las 13:56, (http://www.psicoadic.org/ceinmenu.php).
[4] Bernal, Op. Cit., p. 197
[5] Andrés Ríos Molina, Locos letrados frente a la psiquiatría Mexicana a inicios del siglo XX, México, COLMEX- FRENIA, Vol. IV-2-2004, p.18
[6] Bernal, Op. Cit., p.71
[7] Ma. Blanca Ramos de Viesca, Andrés Aranda Cruzalta, Benjamín Dultzin, Carlos Viesca T., “La sangría como recurso terapéutico en las enfermedades mentales en el México del s. XIX” en Salud Mental., México, año/vol. 25, número 006, 2002, p.53
[8] Fernando del Paso, Noticias del Imperio, México, Punto de Lectura, 12 reimp., 2010, p.p. 1047. Dicho autor toma como referencias cartas escritas por la emperatriz Carlota tras su partida de México en las cuales, luego de saber del fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo (1867), sigue escribiéndole a este como si estuviera vivo e incluso hablando con él, todo esto es presentado en la novela como tema di fición que mostraría un estado de Esquzofrenia Paranoide. Término aludido por Eugen Beuler en 1908.
[9] Carmen Viqueira, Los Hospitales para locos e <<inocentes>> en Hispanoamérica y sus antecedentes españoles en Revista de Medicina y ciencias afines, año XXII, núm. 270, México, 1965, p.341