CULTO A LOS MUERTOS EN LA PREHISTORIA
Es común
considerar que para rendir culto a los nuestros difuntos, es necesario
pertenecer a una religión, a una sociedad, a una serie de ritos establecidos
que van desde velar los cadáveres, la cremación, etcétera. Sin embargo, no
siempre ha sido así. El hombre ha mostrado respeto a los muertos, incluso antes
de que comenzara a escribir la historia y aunque hasta el momento se carece de
datos certeros sobre el culto a los muertos es posible afirmar que ya en el
Paleolítico Inferior aparecen los primeros signos de dichas prácticas.
Es necesario
comprender que las evidencias van mostrando desarrollos lentos y a veces
imperceptibles; sin embargo se puede concluir el cambio en el tratamiento a los
muertos, un ejemplo de esto lo vemos en los cráneos y mandíbulas del yacimiento
de Chukutien, cerca de Pekin, donde en
1927 se hallaron restos fósiles humanos denominados Sinanthropus pekinensis, pertenecientes al grupo del Homo erectus, indican un tratamiento
especial del cráneo humano, pero no se puede ir más allá de esta afirmación. A
finales del Paleolítico Inferior (cerca de unos 125-127 000 años) es que
aparecen los primeros testimonios claros de un ritual fúnebre y, por tanto, de
un culto a los muertos. El yacimiento de La Ferrassie (Ubicado en la zona de La
Ferrassie, Dordogne Valley, Francia. Donde, por cierto, se encontraron los
restos más completos de un hombre y una mujer que datan de aproximadamente 50
000 años y muestran una primera evidencia de deformismo sexual), se data en la
época Musteriense (Es la cultura más representativa del Paleolítico Medio en
Europa Occidental.) y guardaba unos esqueletos depositados en un hueco, en
parte excavado, y orientados en dirección noroeste-sudeste. Los esqueletos
pertenecían a dos niños y a seis adultos. Lajas de piedra protegían las
espaldas y cabeza. Un niño tenía el cráneo colocado en la extremidad de la
fosa. Los cadáveres infantiles iban acompañados de utensilios líticos, los
cuales serían ofrendas funerarias. Una mujer tenía una punta de flecha, y dos
hombres, instrumentos de piedra. Junto a uno de los hombres se depositaron
huesos de animales. Un ritual parecido es el seguido en La Chapelle-aux-Saints, Francia. El esqueleto de un varón fue
colocado en una cavidad excavada, con la cabeza protegida por una gran laja de
piedra. También se dispusieron artículos de piedra y huesos de animales. Junto
a la sepultura había un hueco donde se encendió fuego.
En la gruta de Regourdou
(Francia), junto a la sepultura,
recubierta por un túmulo de piedras, se conservan huellas de sacrificios de
animales en un hoyo que contenía el cráneo y huesos partidos de un oso, todo
cubierto por una laja de piedra, con una cavidad artificial llena de huesos de
animales.
En las
proximidades de Lazaret (Francia), se encontraron en una cueva veinticinco
cadáveres, de los cuales unos quince se encontraban casi en perfecto estado de
conservación. A un joven se le había ofrecido un verdadero holocausto de
ciervos. El cráneo fue objeto de especial tratamiento, como se deduce de los
datos indicados; ya que estaba cubierto de lajas de piedra. En algunos casos la
cabeza era separada del cuerpo o rodeada de un par de cuernos de cabra. La
cueva de Guattari, en las
proximidades de Roma, se ha hecho famosa por el ritual funerario encontrado en
ella. En dicho ritual se encontraba el suelo rodeado de piedras, y en él, un
cráneo que presentaba una lesión. Es frecuente la aparición de cráneos sueltos
y de mandíbulas, en cuevas de Francia. Se podía tratar de rituales en los que
el cráneo desempeñaba un papel de mayor importancia. Debe excluirse que se
trate de heridas las lesiones que algunos presentan; más bien hay que pensar en
un ritual de culto, de un verdadero sacrificio humano. En algunos casos se
extrajo el cerebro intencionadamente, quizás para ingerirlo.
Las sepulturas
del Paleolítico Superior se hallan en cuevas, bajo rocas o al aire libre. A
veces se abandonó la gruta después del sepelio. Otras veces el cadáver fue
depositado sobre el hogar, probablemente en la creencia de que el calor
revitalizaba al muerto. Los cadáveres eran pintados de ocre, con la creencia de
dar a la persona fallecida el color de
la vida. Probablemente el color rojo sólo fue una expresión de solemnidad. Los
cadáveres también se situaban sobre un suelo pintado de rojo o sobre un tejido
de este color, como en Oberkassel (Alemania) y Arene Candide (Italia), o se
envolvían en un lienzo del mismo color. En ocasiones se pintaba el cráneo. Los
cadáveres no eran quemados, sino colocados en fosas, en huecos o sobre el
suelo, frecuentemente rodeados o cubiertos de piedras sobre todo la cabeza, con la finalidad de proteger
al difunto de los animales salvajes y carroñeros. Posiblemente se trataba de
impedir que el difunto volviera para molestar a los vivos. Los muertos eran
depositados en posición dorsal (Grimaldi, Arene Candide, etc.) o de costado con
las piernas encogidas (Grimaldi, Cheix, Pavlov, etc.). A veces se ponían en
posición de sueño con las manos próximas al rostro. Se ha supuesto que, cuando
los cadáveres tenían las piernas encogidas, los cuerpos estaban atados para
impedir la resurrección del muerto, pero no es seguro que esto fuese así en
todos los casos conocidos.
La dirección de
la cabeza varía de unas sepulturas a otras, probablemente por el concepto e importancia
que representaron en cada una. En la fosa de Predmostí (República Checa), que
contenía veinte esqueletos, las cabezas miraban al norte. En las sepulturas de
Combe, Chapelle, Les hoteaux y otras, los cadáveres están en dirección
norte-sur, con las cabezas a la derecha. Los cuerpos se enterraban en fosas
colectivas, solos o en parejas. También se conocen entierros de hombre y mujer
juntos (Oberkassel), o sólo de niños. En ocasiones a los cadáveres se les
quitaban algunos miembros, lo que se ha interpretado como prueba de
canibalismo, interpretación que no parece aceptable.
Otras veces, se
enterraba sólo la cabeza con las vértebras cervicales o el cráneo. La primera modalidad
se documenta desde el Auriñaciense hasta el final del Paleolítico. En Ofnet
(Alemania), se enterraron dos grupos de cráneos, con sus correspondientes
mandíbulas y las vértebras cervicales. Uno está formado por veintisiete
ejemplares y otro por sólo seis, de cuyo conjunto cuatro son varones, veinte
niños y nueve mujeres, no sepultados todos al mismo tiempo, como en
Hochlerstein (Alemania). La dirección de la vista debía tener un significado,
que se escapa por el momento; en Ofnet se dirige al oeste y en Hochlerstein,
hacia el sudoeste. En el primero de los yacimientos sólo las cabezas de los
niños y de las mujeres estaban ricamente adornadas.
Las lesiones del
cráneo tuvieron probablemente un sentido ritual, aunque desconocido en la
actualidad. Se conocen en cráneos de niños, de mujeres y de varones. Se han
detectado raspaduras sobre las llamadas copas craneanas, a las que se arrancó
la piel, la carne y los cabellos mediante utensilios de piedra, tallándose
algunos huesos, frontal, occipital y parietal (Le Placard, etc.). No es seguro
que se utilizaran estas copas en bebidas rituales. Algunos dientes perforados
se usaron como pendientes.
Generalmente se
ha supuesto que primer hombre que rindió culto a los muertos fue el de
Neanderthal, pues se han encontrado sepulturas individuales; sin embargo, la
cueva de Lazaret da más lucidez a la fecha de las primeras pruebas
arqueológicas, ya que podría remontarse a unos noventa y dos mil años.
Entre las sepulturas más antiguas se conocen,
están las de Uadi al-Mughara, en Palestina, donde los cadáveres se depositaban
en fosas excavadas en el suelo de la cueva, en compañía de utensilios de
pedernal y alimentos. Algunos investigadores suponen que el uso del ocre y la
colocación de alimentos así como de útiles líticos indicarían una idea de
continuidad física entre los antepasados muertos y sus descendientes vivos.
Ello es posible, pero difícilmente demostrable en el estado actual de los
conocimientos. Los paralelos etnológicos no han arrojado mucha luz sobre dicha
cuestión.
Sobre los ajuares fúnebres: Los esqueletos del Paleolítico Superior van
acompañados de objetos, como conchas o dientes de animales, sin duda alguna
adornos (Combe Chapelle, Cro-Magnon, etc.), indiferenciados los de varón y los
de hembra.
En dos tumbas (Les
Hoteaux y Arene Candide) se depositaron junto a los esqueletos bastones
forrados de cuero, cuyo sentido se desconoce. Ya se ha indicado que en alguna
tumba fueron puestos utensilios líticos de gran perfección y sin usar, lo que parece
significar que se trataba de regalos. En el Paleolítico está bien documentada
la costumbre del banquete funerario, que no probaría la creencia de que el
difunto tiene necesidad de alimentos, sino que tenía el mismo significado que
los utensilios líticos encontrados en las tumbas.
Los cráneos de
animales colocados junto a los cadáveres, como en Saint Germain-la-Rivière
(Francia), no proceden seguramente de de sacrificios ofrecidos a los muertos,
sino que más bien eran adornos.
Fuentes:
V.v.a.a., Historia
Universal, tomo1 [Prehistoria y primeras culturas. A cargo de José Ma. Blázquez
Martínez], España, Océano-Instituto Gallach, 2014.
http://enciclopedia_universal.esacademic.com/82233/Chu-ku-tien
https://global.britannica.com/place/La-Ferrassie
http://humanorigins.si.edu/evidence/human-fossils/fossils/la-ferrassie
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=9284
http://www.investigacionyciencia.es/files/14939.pdf
http://www.encyclopedia.com/article-1G2-3400400059/arene-candide.html
http://archaeology.about.com/od/pterms/g/predmosti.htm
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