lunes, 4 de julio de 2016

CULTO A LOS MUERTOS EN LA PREHISTORIA

Es común considerar que para rendir culto a los nuestros difuntos, es necesario pertenecer a una religión, a una sociedad, a una serie de ritos establecidos que van desde velar los cadáveres, la cremación, etcétera. Sin embargo, no siempre ha sido así. El hombre ha mostrado respeto a los muertos, incluso antes de que comenzara a escribir la historia y aunque hasta el momento se carece de datos certeros sobre el culto a los muertos es posible afirmar que ya en el Paleolítico Inferior aparecen los primeros signos de dichas prácticas.
Es necesario comprender que las evidencias van mostrando desarrollos lentos y a veces imperceptibles; sin embargo se puede concluir el cambio en el tratamiento a los muertos, un ejemplo de esto lo vemos en los cráneos y mandíbulas del yacimiento de  Chukutien, cerca de Pekin, donde en 1927 se hallaron restos fósiles humanos denominados Sinanthropus pekinensis, pertenecientes al grupo del Homo erectus, indican un tratamiento especial del cráneo humano, pero no se puede ir más allá de esta afirmación. A finales del Paleolítico Inferior (cerca de unos 125-127 000 años) es que aparecen los primeros testimonios claros de un ritual fúnebre y, por tanto, de un culto a los muertos. El yacimiento de La Ferrassie (Ubicado en la zona de La Ferrassie, Dordogne Valley, Francia. Donde, por cierto, se encontraron los restos más completos de un hombre y una mujer que datan de aproximadamente 50 000 años y muestran una primera evidencia de deformismo sexual), se data en la época Musteriense (Es la cultura más representativa del Paleolítico Medio en Europa Occidental.) y guardaba unos esqueletos depositados en un hueco, en parte excavado, y orientados en dirección noroeste-sudeste. Los esqueletos pertenecían a dos niños y a seis adultos. Lajas de piedra protegían las espaldas y cabeza. Un niño tenía el cráneo colocado en la extremidad de la fosa. Los cadáveres infantiles iban acompañados de utensilios líticos, los cuales serían ofrendas funerarias. Una mujer tenía una punta de flecha, y dos hombres, instrumentos de piedra. Junto a uno de los hombres se depositaron huesos de animales. Un ritual parecido es el seguido en La Chapelle-aux-Saints, Francia. El esqueleto de un varón fue colocado en una cavidad excavada, con la cabeza protegida por una gran laja de piedra. También se dispusieron artículos de piedra y huesos de animales. Junto a la sepultura había un hueco donde se encendió fuego.
En la gruta de Regourdou (Francia), junto a la sepultura, recubierta por un túmulo de piedras, se conservan huellas de sacrificios de animales en un hoyo que contenía el cráneo y huesos partidos de un oso, todo cubierto por una laja de piedra, con una cavidad artificial llena de huesos de animales.
En las proximidades de Lazaret (Francia), se encontraron en una cueva veinticinco cadáveres, de los cuales unos quince se encontraban casi en perfecto estado de conservación. A un joven se le había ofrecido un verdadero holocausto de ciervos. El cráneo fue objeto de especial tratamiento, como se deduce de los datos indicados; ya que estaba cubierto de lajas de piedra. En algunos casos la cabeza era separada del cuerpo o rodeada de un par de cuernos de cabra. La cueva de Guattari, en las proximidades de Roma, se ha hecho famosa por el ritual funerario encontrado en ella. En dicho ritual se encontraba el suelo rodeado de piedras, y en él, un cráneo que presentaba una lesión. Es frecuente la aparición de cráneos sueltos y de mandíbulas, en cuevas de Francia. Se podía tratar de rituales en los que el cráneo desempeñaba un papel de mayor importancia. Debe excluirse que se trate de heridas las lesiones que algunos presentan; más bien hay que pensar en un ritual de culto, de un verdadero sacrificio humano. En algunos casos se extrajo el cerebro intencionadamente, quizás para ingerirlo.
Las sepulturas del Paleolítico Superior se hallan en cuevas, bajo rocas o al aire libre. A veces se abandonó la gruta después del sepelio. Otras veces el cadáver fue depositado sobre el hogar, probablemente en la creencia de que el calor revitalizaba al muerto. Los cadáveres eran pintados de ocre, con la creencia de  dar a la persona fallecida el color de la vida. Probablemente el color rojo sólo fue una expresión de solemnidad. Los cadáveres también se situaban sobre un suelo pintado de rojo o sobre un tejido de este color, como en Oberkassel (Alemania) y Arene Candide (Italia), o se envolvían en un lienzo del mismo color. En ocasiones se pintaba el cráneo. Los cadáveres no eran quemados, sino colocados en fosas, en huecos o sobre el suelo, frecuentemente rodeados o cubiertos de piedras sobre  todo la cabeza, con la finalidad de proteger al difunto de los animales salvajes y carroñeros. Posiblemente se trataba de impedir que el difunto volviera para molestar a los vivos. Los muertos eran depositados en posición dorsal (Grimaldi, Arene Candide, etc.) o de costado con las piernas encogidas (Grimaldi, Cheix, Pavlov, etc.). A veces se ponían en posición de sueño con las manos próximas al rostro. Se ha supuesto que, cuando los cadáveres tenían las piernas encogidas, los cuerpos estaban atados para impedir la resurrección del muerto, pero no es seguro que esto fuese así en todos los casos conocidos.
La dirección de la cabeza varía de unas sepulturas a otras,  probablemente por el concepto e importancia que representaron en cada una. En la fosa de Predmostí (República Checa), que contenía veinte esqueletos, las cabezas miraban al norte. En las sepulturas de Combe, Chapelle, Les hoteaux y otras, los cadáveres están en dirección norte-sur, con las cabezas a la derecha. Los cuerpos se enterraban en fosas colectivas, solos o en parejas. También se conocen entierros de hombre y mujer juntos (Oberkassel), o sólo de niños. En ocasiones a los cadáveres se les quitaban algunos miembros, lo que se ha interpretado como prueba de canibalismo, interpretación que no parece aceptable.
Otras veces, se enterraba sólo la cabeza con las vértebras cervicales o el cráneo. La primera modalidad se documenta desde el Auriñaciense hasta el final del Paleolítico. En Ofnet (Alemania), se enterraron dos grupos de cráneos, con sus correspondientes mandíbulas y las vértebras cervicales. Uno está formado por veintisiete ejemplares y otro por sólo seis, de cuyo conjunto cuatro son varones, veinte niños y nueve mujeres, no sepultados todos al mismo tiempo, como en Hochlerstein (Alemania). La dirección de la vista debía tener un significado, que se escapa por el momento; en Ofnet se dirige al oeste y en Hochlerstein, hacia el sudoeste. En el primero de los yacimientos sólo las cabezas de los niños y de las mujeres estaban ricamente adornadas.
Las lesiones del cráneo tuvieron probablemente un sentido ritual, aunque desconocido en la actualidad. Se conocen en cráneos de niños, de mujeres y de varones. Se han detectado raspaduras sobre las llamadas copas craneanas, a las que se arrancó la piel, la carne y los cabellos mediante utensilios de piedra, tallándose algunos huesos, frontal, occipital y parietal (Le Placard, etc.). No es seguro que se utilizaran estas copas en bebidas rituales. Algunos dientes perforados se usaron como pendientes.
Generalmente se ha supuesto que primer hombre que rindió culto a los muertos fue el de Neanderthal, pues se han encontrado sepulturas individuales; sin embargo, la cueva de Lazaret da más lucidez a la fecha de las primeras pruebas arqueológicas, ya que podría remontarse a unos noventa y dos mil años. Entre  las sepulturas más antiguas se conocen, están las de Uadi al-Mughara, en Palestina, donde los cadáveres se depositaban en fosas excavadas en el suelo de la cueva, en compañía de utensilios de pedernal y alimentos. Algunos investigadores suponen que el uso del ocre y la colocación de alimentos así como de útiles líticos indicarían una idea de continuidad física entre los antepasados muertos y sus descendientes vivos. Ello es posible, pero difícilmente demostrable en el estado actual de los conocimientos. Los paralelos etnológicos no han arrojado mucha luz sobre dicha cuestión.
Sobre los ajuares fúnebres: Los esqueletos del Paleolítico Superior van acompañados de objetos, como conchas o dientes de animales, sin duda alguna adornos (Combe Chapelle, Cro-Magnon, etc.), indiferenciados los de varón y los de hembra.
En dos tumbas (Les Hoteaux y Arene Candide) se depositaron junto a los esqueletos bastones forrados de cuero, cuyo sentido se desconoce. Ya se ha indicado que en alguna tumba fueron puestos utensilios líticos de gran perfección y sin usar, lo que parece significar que se trataba de regalos. En el Paleolítico está bien documentada la costumbre del banquete funerario, que no probaría la creencia de que el difunto tiene necesidad de alimentos, sino que tenía el mismo significado que los utensilios líticos encontrados en las tumbas.
Los cráneos de animales colocados junto a los cadáveres, como en Saint Germain-la-Rivière (Francia), no proceden seguramente de de sacrificios ofrecidos a los muertos, sino que más bien eran adornos.
Fuentes:

V.v.a.a., Historia Universal, tomo1 [Prehistoria y primeras culturas. A cargo de José Ma. Blázquez Martínez], España, Océano-Instituto Gallach, 2014.

http://enciclopedia_universal.esacademic.com/82233/Chu-ku-tien

https://global.britannica.com/place/La-Ferrassie

http://humanorigins.si.edu/evidence/human-fossils/fossils/la-ferrassie

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=9284
http://www.investigacionyciencia.es/files/14939.pdf

http://www.encyclopedia.com/article-1G2-3400400059/arene-candide.html


http://archaeology.about.com/od/pterms/g/predmosti.htm

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